miércoles, 7 de mayo de 2008

Ya Estamos en el Camino

Primeras etapas y ya sabemos de la dureza del camino
Nuestra intención era pasar la noche en el albergue de Roncesvalles y comenzar el Camino al día siguiente entre las 6 y la 7 de la mañana, pero se dieron dos hechos que hicieron que cambiáramos la idea inicial, la primera, había munchísima gente que estaba llegando, unos para comenzar al día siguiente, igual que nosotros y otros que ya habían comenzado en Francia; la segunda, que hacía una tarde excelente y creímos que, como eramos conscientes de nuestra deficiente preparación físisca, sería bueno empezar con etapas cortas para ir aumentando poco a poco. Así que cuando conseguimos realizar unas fotos al relicario/ajedrez de Carlomagno que se halla en el museo de esta villa, iniciamos nuestra primera etepa con la idea de pernoctar en Bizkarreta. Así que a las 17 h. salíamos de Roncesvalles y llegamos a Bizkarreta a las 20,30 h. Etapa de 12 km de extrema difilcutad para dos "yayos", pues las subidas y sobre todo las bajadas nos empezaron a afectar en los pies. No obstante Roncesvalles nos pareción preciosa y el ambiente de peregrinos junto a nuestro entusiasmo y el buen tiempo hizo que pasaramos una tarde inolvidable.
De Roncesvalles hasta Burguete fue una delicia de paseo, fueron cuatro km bajo árboles con un camino llano y sin dificultad en una tarde espléndida. Pero a partir de ahí empezaron las subidas y, sobre todo, las bajadas que nos hicieron ver de inmediato que nuestra aventura apenas iniciada no iba a ser un camino, sólo de rosas. En 3,5 h. recorrimos la distancia que había entre Roncesvalles y Bizkarreta (en torno a 12 km). En este pueblo nos alojamos en el hostal La Posada Nueva de trato familiar y buena relación calidad-precio atendida por Cristina.

Al día siguiente salimos a las 7,30, llegamos a Larrasoaña a las 14 h. Etapa complicada por las subidas, sobre todo, a la salida de Lintzoain por el Alto de Erro, además una vez pasado Zubiri apareció la lluvia. Llegamos a Larrasoaña agotados por el esfuerzo y la lluvia. Nos encontramos que el albergue municipal habría a las 15 h. y por si fuera poco en este pueblo no había nada abierto, ni bar, ni tienda ni casi donde cobijarse. Pero el ánimo estaba por todo lo alto, pues ese tiempo de espera nos sirvió para conocer y conversar con otros peregrinos. El albergue estaba bien y además necesitábamos descansar, estuvimos en una habitación de cuatro literas con un matrimonio de Tafalla. Después de ducharnos y arreglar las cosas nos fuímos a pasear por los alrededores y a cenar. Pasamos una buena tarde-noche en compañía de los peregrinos de Tafalla que fue muy útil toda la información recibida ya que Luis, así se llama, ha hecho el Camino cuatro veces.